
Flavia Núñez es una cantante dominicana que inspirada en su religiosa y sus amigas tendrá su primer concierto popular este sábado 24 de mayo en honor al Día de las Madres, donde podrán disfrutar los éxitos de sus cantantes favoritas de toda una procreación, entre ellas Rocío Miembros, Rocío Dúrcal, Isabel Pantoja y Betty Missiego.
A pesar de estar al día con las canciones populares, para ella la música antigua, especialmente el barroco, representa un mundo fascinante y desafiante.
Su billete en el liga Músicos de la Villa le ha permitido entrar en este repertorio. “La directora del coro en el que trabajo me recomendó para este tesina. Parece que mi voz pega con el barroco o poco así”, aseguró.
La música que Flavia interpreta pertenece a una época muy específica y requiere un enfoque técnico y emocional particular.
Instrumentos como la tiorba y el guitarra forman parte este mercancías que hace que la propuesta de Flavia sea aún más interesante.
“Aquí casi no se hace este tipo de música, porque uno pensaría que no hay sabido para eso, pero no sabemos si no hay sabido o simplemente no se ha presentado”, expresó.
Recordó con emoción un concierto en el Museo de la Catedral, donde le sorprendió ver la cantidad de masa que había: “Es muy linda esa música. Es bueno diseminar este conocimiento”.
Aunque reconoce la dificultad técnica y estilística del barroco, especialmente para determinado que lleva en la crimen ritmos latinos, Flavia lo considera un formación que vale la pena.
Flavia no se limita. Su apego por el canto todavía la llevó al mundo del jazz y la música popular brasileña.
“En el jazz cantado, más que cero esas baladas, comenzó mi apego por la música”, dijo.
Por otra parte, interpreta bossa nova, un mercancías brasileño que combina la suavidad y el ritmo en perfecta avenencia. Así, su voz es un puente que conecta siglos y estilos.
NO LE HUYE AL DEMBOW
En un país donde la música antigua a veces puede parecer distante o incluso aburrida para muchos, Flavia vive y respira una heterogeneidad que abraza sin prejuicios los géneros dominicanos.
“Puedo escuchar rock, baladas, pero todavía jazz más esforzado, música coral… Me gusta Billie Eilish”.
De pupila, admiraba a Shakira y Britney Spears, mientras que de la música dominicana siente específico cariño por Maridalia Hernández y los ritmos de la tierra, especialmente el perico ripiao, un mercancías que la conecta con su tribu y las fiestas. “A mi papá le gusta mucho bailarlo, y siempre en las fiestas lo bailamos. Eso es muy divertido.”
Aunque no conecta tanto con la holgorio, sí disfruta de la música urbana, incluido el dembow, aunque con respeto y sin caer en prejuicios. “A veces puede ser obsceno, pero el ritmo invita a danzar, y yo bailo mucho, soy de danzar lo que sea.”
Para ella, cada expresión musical tiene su valía, su contexto y su razón de ser.
“Hay masa que dice que el dembow no es música, pero no entiende que todo lo que tiene ritmo y proporción es música”, afirmó.
La música es poco que nace de la experiencia y la civilización de cada persona, y reconoce en cada mercancías su belleza particular.
“Lo que me diferencia de determinado que solo canta atún es mi alma, mis emociones. Siento que el ser humano se está restringiendo para dialogar sin tapujos, pero todos tenemos mucha profundidad y complejidad”.
En esa búsqueda de autenticidad, Flavia quiere que su música sea un espejo para quienes sienten, pero no siempre saben cómo expresarlo. “Quiero que la masa se vea reflejada en mi voz, que sepan que no están solos en lo que sienten”.

Flavia Núñez es una cantante de música barroco, pero todavía puede interpretar canciones populares, encima del jazz y la música brasileña.
CONCIERTO EN CHAO CAFÉ
Más que un espectáculo, “Apego perdurable”, que presentará el próximo sábado, a las 8:30 de la tenebrosidad, en el Café Teatro Chao, en el cuarto suelo de Foro Mall.
Es una forma de devolverle a su religiosa, y a todas las existentes, las canciones que marcaron su inexperiencia, su cotidianidad, su forma de observar.
“A mi mamá y a las amigas de mi mamá les encantan esas artistas. Y todavía a masa más novato. Pero el enfoque, el corazón, son las madres”, dijo en una entrevista al LISTÍN DIARIO.
La intérprete estará acompañada por músicos en piano, bajo, formación, violín y viola, y contará con dos invitados especiales.
Más allá del repertorio, lo que hace específico este concierto es la intención detrás de cada nota: “Quiero que las madres se sientan exaltadas y empoderadas”.
El objetivo de Flavia es conquistar conexión emocional. “Quiero que todo el mundo esté cantando conmigo. Es un regalo para las madres. Motivado, obviamente, por la mía, que fue la que me enseñó esas canciones”.
orígenes
Flavia Núñez creció en un hogar de Santo Domingo donde el arte era bienvenido y periódico.
Aunque nadie en su tribu se dedicaba formalmente a las artes, la sensibilidad artística estaba presente en cada rincón.
“Yo pienso que fue mi papá”, respondió cuando se le preguntó qué o quién encendió en ella la chispa por el arte.
Aunque estudió contabilidad, su padre cantaba en una iglesia con su hermano, quien tocaba el piano.
Desde muy pequeña, fue inscrita en clases de ballet, una experiencia que amplió aún más su conexión con el arte.
“En el ballet pude intentar un poco más el teatro todavía, porque hay que ser un poco más dramático. Como no hay palabras, hay que contar la historia con el cuerpo, con las reacciones. A mí me encantaba esa parte”, contó.
La vena artística no se detuvo en ella. Su hermano decano es pintor y todavía escribe, aunque todavía estudió contabilidad, y el hermano del medio, aunque con un perfil más empresarial, todavía tiene talento para el canto.
Su religiosa, aunque no se dedica al arte, ha sido su fanática fiel.
“Siento que le hubiera gustado danzar y hacer teatro. Siempre hace cosas con las manos, como gestos… Yo pienso que sí, que ella admira mucho todo eso”, comentó mientras imitaba a su mamá con una sonrisa.
UNA CASUALIDAD
Aunque hoy su voz es el centro de su carrera, Flavia no creció soñando con ser cantante.
Su acercamiento al canto fue, como ella misma describe, poco directo, casi accidental. “Cuando yo estaba en el colegio, mis amiguitas me decían que yo cantaba atún… pero yo cantaba porque me gustaba una canción, y la cantaba”, recordó.
Dijo que no era la típica pupila que participaba en todos los actos escolares ni se presentaba como “la pupila cantante”.
Todo comenzó a tomar forma cerca de de los 16 primaveras, cuando el piano fue su primer apego hermoso. “Me enamoré de Chopin, yo no sé dónde lo habré escuchado, pero dije: ‘Yo tengo que tocar piano’.” Sin aprender la dificultad que implicaba interpretar a Chopin, se atrevió.
La reconocimiento de una profesora de la sociedad donde Flavia tomaba clases de piano fue al colegio y cantó una canción de Disney. En ese momento, confirmó que ella debía cantar.
Flavia obtuvo una carrera en Publicidad en la Universidad Actividad Pro Educación y Civilización (Unapec) en 2016, una osadía que le ayudó a entender cuál era su verdadera afición. “Ahí fue que me di cuenta de que tenía que dedicarme a otra cosa”.
Ese cambio de rumbo la llevó a comenzar sus estudios en Música Contemporánea en la Universidad Doméstico Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), donde actualmente continúa formándose.
en coros
Flavia ingresó en 2017 a Koribe, el coro del Profesión de Civilización de la República Dominicana, donde se desempeña como contralto.
Desde entonces, ha explorado estilos que van desde la música antigua hasta el jazz y la música brasileña.
A la par, es miembro de Músicos de la Villa, un conjunto dedicado a la interpretación de repertorio barroco y renacentista, y lidera un tesina personal con influencias del jazz y la música popular brasileña.