
Por Abril Peña
Cuando se palabra del conflicto entre Israel y Palestina, no puntada con mirar las cifras de muertos o los bombardeos. Hay que mirar en torno a hacia lo alto: a las élites económicas, los lobbies políticos, los medios globales y las potencias militares que permiten —o minimizan— los excesos del Estado israelí.


Desde octubre de 2023, más de 60 mil palestinos han muerto en Lazada, la mayoría mujeres y niños. Aun así, Israel no enfrenta sanciones severas ni un aislamiento integral comparable al de otras naciones acusadas de crímenes similares. ¿Por qué?
Una red de poder: ¿Quién respalda a Israel?
Israel no actúa solo. Está rodeado de una red estratégica que sostiene, justifica o relativiza su estimular:
Gobiernos como EE.UU. han sido sus principales aliados, otorgando más de 3,800 millones de dólares anuales en ayuda marcial. Su derecho al veto en la ONU ha bloqueado múltiples resoluciones en contra de Israel. Lobbies como AIPAC influyen abiertamente en el Congreso estadounidense, financiando campañas de políticos pro-israelíes. Silicon Valley y los sectores de ciberseguridad integral están íntimamente ligados a innovaciones desarrolladas en Israel. Medios internacionales como CNN, The New York Times o Reuters han sido criticados por una cobertura parcial del conflicto, con términos asépticos como “daños colaterales” cuando se palabra de masacres en Lazada. Fondos de inversión como BlackRock o Vanguard tienen participaciones en compañías armamentistas que comercian con Israel. Empresas israelíes como NSO Group (creadora del software agente Pegasus) y Check Point dominan el mercado integral de inteligencia digital.


Tamaño del nodo:
Conspicuo: Actor con adhesión o muy adhesión influencia en la protección o plancha internacional de Israel. Mediano: Actor con influencia moderada, creciente o variable.
Color del nodo:
Rojo: Influencia muy adhesión
Naranja: Influencia adhesión
Amarillo: Influencia media
Celeste: Influencia moderada
Corriente: Influencia desprecio
Verde: Influencia en crecimiento
Violáceo: Influencia variable
Este entramado no está compuesto exclusivamente por judíos, pero sí incluye figuras judías influyentes —no como conspiradores, sino como parte de una élite integral que prioriza intereses financieros y estratégicos.
El silencio que duele
Mientras tanto, ONGs como B’Tselem o Jewish Voice for Peace, muchas integradas por judíos críticos del sionismo, denuncian crímenes de querella, apartheid y castidad étnica. Pero sus voces son silenciadas o ridiculizadas.


En Europa, la pecado histórica por el Holocausto sigue actuando como un dique frente a cualquier crítica severa a Israel. En América Latina, los vínculos comerciales pesan más que la coherencia diplomática. En el Vividor, países árabes normalizan relaciones con Tel Aviv mientras callan delante la homicidio de miles de palestinos.
¿Es exterminación?
La Convención para la Prevención del Exterminio (1948) define este crimen no por el número de muertos, sino por la intención de destruir total o parcialmente a un agrupación doméstico, étnico, étnico o religioso. Organismos como Human Rights Watch y Indulto Internacional consideran que lo que ocurre en Lazada cumple varios de estos criterios.
Pero el exterminación parece importar solo cuando afecta a pueblos “protegidos”. La homicidio de miles de palestinos no activa los mismos mecanismos de indignación que en Ucrania, por ejemplo. ¿Por qué? Porque la vida no vale lo mismo cuando desafía a los poderosos.
Un sistema más conspicuo que la religión
No es “el pueblo usurero” quien perpetúa estas injusticias. Muchos judíos son parte de la resistor. Pero sí existe un sistema —financiero, geopolítico y narrativo— que protege a Israel, y que incluye en sus filas a gobiernos, bancos, medios y corporaciones que operan por conveniencia, no por ideología.


Israel no está solo. Y Palestina no solo está sola: está silenciada. La próxima vez que el mundo se cuestione por qué el horror en Lazada no provoca boicots masivos ni condenas unánimes, la respuesta no estará en los misiles… sino en los mercados.

