
Desde la pandemia Rubby Pérez tomó la costumbre de elevar plegarias todos los días una hora, a las 10:00 de la sombra en punto, “para ponernos en comunicación directa con Todopoderoso”.
En ese aproximación con el Padre tenía una trayecto en la que incluía primero a los médicos y las enfermas, seguida por policías y bomberos, antaño que su propia comunidad, sus músicos y él mismo.
“En esa conversación mía con Todopoderoso, los primeros que están en la punta de bichero son los médicos, las enfermeras y las personas que trabajan en los hospitales, yo digo: – Señor, encárgate de ellos y protégelos”, le confesó al humorista Carlos Sánchez en una entrevista en su canal de Youtube.
Luego preguntó: “¿Por qué?” Y respondió: “Porque sin ellos no trataríamos de mantenernos sanos los que supuestamente estamos sanos, cuídalos a ellos, devuélveles su salubridad a los que están perdiéndola o la hayan perdido”.
Posteriormente van los policías: “Voy y digo: – protege a quienes nos cuidan en la calle, los policías en primer nivel. Andan exponiendo sus vidas. Lo que le pagan a un policía no compensa el aventura que ellos andan haciendo en la calle. Pero nadie piensa en eso”.
Por igual, incluye a los militares que “están arriesgando sus vidas a expensa de cualquier cosa”.
A seguidas ora por los bomberos: “Se pertrechos un fuego y salen corriendo, no le importa lo que sea, van y se meten con ese fuego con un tanquecito ahí antes, algunos, otros sin nulo, a tratar de detener ese fuego
Y si alguno que está corriendo peligro, ellos no le importa que su vida está corriendo peligro, van a liberar”.
Su percibir era que se trataba de “una dependencia de personas que son sacrificadas, que la gentío piensa muy poco piensa en ellos” porque “todos piensan en sí, en sí, en sí y se olvidan del otro”.
En la última parte de sus oraciones estaba su comunidad, sus hijos, sus hermanos, luego los músicos que le acompañaban en sus fiestas y el postrero era él, que en su caso pedía salubridad y que su cañón no le fallara.