
Cada 15 de abril, el mundo celebra el Día Internacional del Arte, una data que conmemora el salida de Leonardo Da Vinci, símbolo del carácter creativo, la observación profunda y el poder de imaginar futuros distintos. Pero más allá de las efemérides, este día nos invita a mirar el arte como lo que positivamente es: memoria cultural de lo que somos y aparejo viva para construir lo que queremos ser.
En República Dominicana, el arte ha sido refugio, resistor y denuncia. Lo vemos en los murales que gritan lo que otros callan, en la poesía urbana que incomoda, en las coreografías de los barrios que celebran la vida a pesar de todo. Nuestros artistas han cargado sobre sus hombros el relato no oficial de este país. Y, sin bloqueo, cuentan con poco o ningún apoyo, ni del sector manifiesto ni del sector privado.
La mayoría sobrevive entre la precariedad, la informalidad y la indiferencia institucional. ¿Dónde están las políticas reales de fomento a las artes? ¿Cuántas escuelas de arte funcionan actualmente en el país? ¿Cuántos niños tienen acercamiento a una educación artística de calidad? La respuesta, tristemente, es que muy pocos. Por sus costos, por su elitismo histórico, por la yerro de voluntad estructural, el arte sigue siendo un fastuosidad inaccesible para la mayoría.
Y, sin bloqueo, el arte podría ser una de nuestras principales armas contra los grandes males sociales. En un país con cifras alarmantes de turbación adolescente, huida escolar y niños en situación de calle, el arte debería estar en el centro de las políticas públicas. Las tandas extendidas, por ejemplo, deberían estar llenas de talleres de música, danza, pintura y teatro. Porque el arte no solo entretiene: forma, sana, eleva.
Celebrar el Día del Arte no es editar una postal bonita. Es preguntarnos seriamente:
¿Qué clase de país queremos ser?
¿Uno que margina a sus artistas y encierra el arte en salones vacíos? ¿O uno que reconoce que sin arte no hay civilización, sin civilización no hay identidad, y sin identidad no hay nación?
Hoy más que nunca, modificar en arte es modificar en futuro.