
Por Abril Peña
En una región del sur donde los hospitales son pocos y los fortuna, aún menos, un adolescente dominicano decidió que no iba a esperar a tener poder ni títulos para ayudar.
Tenía solo 14 primaveras cuando fundó su primera iniciativa humanitaria. Y hoy, más de una término a posteriori, ya ha transformado miles de vidas… aunque pocos en su país conozcan su historia.
Su nombre es Benjamin Papo, y lo que ha construido no se mide en aplausos, sino en impacto.
Del cátedra al campo
Benjamin se formó como dentista en la UNIBE y luego amplió sus estudios en la Universidad de Boston. Pero su compromiso social empezó mucho antiguamente.
Conexo a su padre, creó la Fundación Médica Papo (FUMEBO), que desde hace más de 10 primaveras lleva operativos médicos y dentales gratuitos a comunidades rurales y empobrecidas del sur del país.
Durante la pandemia, lanzó el esquema Cajas Vitales, que distribuyó productos esenciales a familias golpeadas por el COVID-19. No fueron donaciones improvisadas: fueron kits estratégicamente pensados para sostener la vida dignamente.
Agradecido fuera, invisibilizado internamente
En 2019, Benjamin fue el único hispanoamericano seleccionado como orador en la cumbre One Young World en Londres.
En 2021, recibió el Diana Award, el anciano gratitud humanitario que se otorga en nombre de la princesa Diana en Reino Unido.
Y en su país, incluso ha sido premiado por la Vicepresidencia de la República con el Premio Doméstico Voluntario Solidario.
Pero lo más sorprendente es esto:
en la mayoría de los medios dominicanos, su nombre aún no aparece.
Cuando el servicio no necesita cámaras
Benjamin no ha hecho de su agricultura una marca personal. Ha hecho de su gusto una hecho constante.
No pesquisa titulares. Pesquisa soluciones.
Su historia rompe con la novelística de que solo se puede cambiar el mundo desde el poder, desde el privilegio, o desde la triunfo.
Lo hace desde la empatía. Desde la vigor. Desde el sexo por su multitud.
Dominicanos que cambian el mundo.
Aunque en su tierra todavía no lo celebremos como se merece.