
«Tengo mucha fe en mi equipo». Con esa frase firme y sin titubeos, Hansi Flick marcó el tono en la previa del partido más crucial de la temporada para el FC Barcelona. El conjunto blaugrana se presenta en el imponente Signal Iduna Park con la superioridad del 4-0 lograda en Montjuïc, pero todavía con la conciencia clara de que en el fútbol de parada nivel, confiarse no es una opción.
La reverso de los cuartos de final de la Champions League frente al Borussia Dortmund se perfila como un examen de carácter, anhelo y punto para un Barça rejuvenecido, ilusionado y, sobre todo, comprometido. Flick lo sabe. Por eso, adicionalmente de departir de concentración y táctica, pidió poco que a veces se olvida en medio de tanta presión: disfrutar. “Quiero que mi equipo disfrute jugando contra uno de los equipos más importantes de Europa”, afirmó, dejando ver que la pasión sigue siendo su principal brújula.
El técnico tudesco, orgulloso del camino trayecto esta temporada, se aferra al espíritu colectivo y a una plantilla que ha sabido reponer en las grandes citas. “Prometo que mostraremos nuestro mejor nivel”, garantizó. Y si alguno representa ese compromiso es Robert Lewandowski, el goleador que regresa a Dortmund como un líder curtido, respetado y con sed de revancha europea.
Más de 3.000 culés –socios, peñistas y fieles viajeros– dirán presente en las gradas para empujar a su equipo. Flick celebró esta comunión renovada entre propensión y vestuario: “Es una buena señal. Sentimos la conexión y es muy necesaria”.
¿Y el sextete? Flick sonríe, pero no se deja atrapar por los fantasmas del pasado ni por las luces del futuro. “No vivo en el pasado. Estamos centrados en el choque en presencia de el Dortmund”, zanjó, como quien sabe que el definitivo éxito se construye partido a partido.
Hoy, en Alemania, el Barça buscará sellar su pase a las semifinales con fútbol, carácter y, como dijo su preparador, con alegría. Porque de eso va este deporte: de creer, de pelear… y de disfrutar el camino.