

EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.
La prensa tradicional sufre una larga angustia, tan dilatada que sus deudos creen que en su quebrada angustioso experimentará mejoría y que recuperaría su en tiempos remotos influencia, pero no es posible sobrevivir frente a un carcinoma incurable que además mata a la televisión y la radiodifusión como los conocimos ayer de la era digital.
Asistimos a un período histórico de transformación total en forma y fondo de los medios de comunicación escrito, radial y televisado, medios de comunicación ya condensados en artilugio móvil que recibe señal, voz y data en tiempo auténtico procedentes de todo el universo.
No pasará mucho tiempo ayer de que los términos “periodista” y “revista” sean suplantados por los de “Influencers” y “medio digital”, tanto así que la acepción “comunicador”, obra como expresión intermedia en camino a borrar del planisferio la identificación flagrante del profesional de la comunicación.
Los periódicos tradicionales han hecho el “crossover” alrededor de la prensa digital, algunos bajo la modalidad de “multimedia”, pero aún pelean por la sobrevivencia de la prensa de papel que precariamente se mantiene, con tímida recibo de publicidad, como remisión en el debate mediático.
Discusión
Se requiere discutir sobre el futuro de la independencia de prensa y de la calidad de la información en este accidentado trayecto de lo análogo alrededor de lo digital, cuando el universo o meta verso que aloja a la nueva comunicación parece matizado por la prevalencia de desconcierto y desorden.
Ayer de penetrar a ese mundo mediático, se hizo necesario analizar las consecuencias de nuevos pecados capitales en la comunicación como “fake news”, o las informativo falsas replicadas de modo casi infinita, o la “post verdad”, distorsión deliberada de una sinceridad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública.
Aunque con ropaje de infinito, ese mundo digital se desarrolla según principios terrenales como correspondencia biunívoca entre patrimonio y conciencia social, lo que quiere proponer que la comunicación por internet además refleja el escalón de incremento financiero, cultural, político y social de una sociedad determinada.
El producto mediático que consumimos de una parcela digital infectada de fake news o post verdad es reflexivo del incremento material y espiritual de la colectividad dominicana, por lo que aquí se audición, se ve o se lee, no sería igual al que se vierte, en otra sociedad de características diferentes.
Lo que pretendo proponer es que más temprano que tarde, la prensa tradicional sucumbirá de modo definitiva frente a el espectro digital, cuyo contenido no es ni será bueno o malo, sino un reflexivo de nosotros mismo.
Jpm-am
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