HAY QUE COMER Y VIVIR CON HUMOR

HAY QUE COMER Y VIVIR CON HUMOR

De inicio debo confesar que soy un monótono de salida y los que gozamos de esta curiosa condición, que no somos pocos, buscamos el humor como un pan alimenticio para poder sobrevivir el día a día de cada día. Así como muchos disfrutan comiendo un medianoche de anca serrano a mí me encanta nutrirme de un buen chiste, de una sucedido jocosa, de una historieta cómica y de todo lo que pueda producir un jajajajaja sano y divertido y si es de los que dejan ver la muela de detrás, mejor que mejor. El humor sea el sano, el malo, el de perros, o el infausto, tiene mucho que ver con la civilización y la época donde una persona se desarrolla porque imprime en muchas ocasiones un sello en el temperamento de las personas. Hay chistes que usted los cuenta aquí y los que lo oyen se desternillan de risa y cuenta los mismos en Katmandu y posiblemente lo deporten por insulso e incluso pendejo.

De los tiempos vividos bajo la dictadura de Franco retentiva muchos humores que se impregnaron y hasta modelaron de alguna guisa mi forma de ser. De muy detrás están los aperitivos con chistes serios pero muy acertados de Antonio Mingote en el diario ABC, devoré los TBO publicados en Barcelona que dieron el nombre genérico de ¨tebeos¨ a lo que ahora se llaman comics, asimismo fagocité con gran devoción las aventuras de Mortadelo y Filemón del inmortal Francisco Ibáñez que durante décadas me alegraban las semanas con las aventuras imposibles y disparatadas siendo agentes de la TIA (la CIA), el perverso doctor Bacterio al que siempre le fallaban sus experimentos, la casa de la 13 rue del Percebe con sus disparatados huéspedes, y tantos otros personajes más creados por ese magnífico autor que merece una estatua o el nombre de una calle adecuadamente larga.

Memoria nutrirme vigorosamente con el enorme Gila y su humor de pueblo y telefónico diciendo ¨¿Es el enemigo? Qué se ponga¨, o contando asimismo que el submarino que les habían enviado le habían tenido que hacer agujeros para sumergirlo y resultaba que lo recibido era un barco natural. Ese ¨Qué se ponga¨ fue su sello de identidad. A Gila los moros la servicio de Franco lo fusilaron en la pugna civil española unido a otros soldados republicanos, a estos los mataron, pero a Gila que era el posterior en ejecutar, cuando le llegó el turno los moros estaban tan perdidamente borrachos no acertaron ni un solo tiro y Gila haciéndose el muerto pudo escaparse por la tinieblas y salvarse, en un increíble relato humorístico que él mismo hizo sobre ese tema decía con sobrado automóvil humor ¨es que fusilaban mal¨.

Me zampaba con devoción la Codorniz, la única revista satírica que se atrevía a opinar cosas que al régimen les molestaba y por eso la cerraban cunado la censura entendía que se pasaba de la guión, o sea, a cada rato. Geniales eran los chistes de Chumi Chúmez, las historietas de la Oficina Siniestra parodiando a las oficinas estatales de los países subdesarrollados y sus ¨vuelva usted mañana, le yerro un firma, o hay que ponerle un sello¨, era curiosa la sección de Diálogos para Besugos con relatos tan incongruentes como hilarantes. El humor de Perich, era pellizcos de pan extraordinarios. Todavía me morfaba con amplia sonrisa las greguerías de don Ramón Gómez de la Serna como aquella de que ¨en el sol hay peces, pero fritos¨. El gallego Julio Camba fue un magnífico escritor ahíto de relatos con mucha chispa, me los fagocitaba con gran placer.

El argentino Pepe Iglesias ¨El Zorro¨ aterrizó un buen día con un humor novedoso y refrescante, silbidos, cantos y modismos argentinos, los comienzos de sus programas en la radiodifusión era un estribillo pegajoso que decía más o menos ¨Yo soy el Zorro, el Zorro señores, con mil amores voy a nacer¨, tuvo mucho éxito desde sus inicios. Me engullí una y mil veces con definitivo placer a Forges, el nombre de pugna de Antonio Fraguas de Pablo, un talentosos novato quien abrió una nueva era humorística durante décadas con sus singulares personajes luciendo quevedos y coraje enormes en chistes geniales, únicos e irrepetibles como aquel en que se veían cientos de personas mirando asombrados en dirección a un punto y uno de ellos decía ¿Qué sucede? y el de al banda le contesta, ¨Mínimo, uno que está comprando un tomo¨ y asimismo el expansión de fabulosas historietas sobre difíciles situaciones sociales de esa época que no pocas veces le causaron problemas con los vigilantes del régimen hasta el punto que en ocasiones tuvo que servirse de escoltas para su seguridad personal.

En la América Latina hispana, el edén que Altísimo creo cuando pensó en América de la hermosa canción de Nino Colérico, donde tantos países comparten jerigonza, apellidos, religión, dictaduras, guerras, y se hermanan en penalidades e injusticias de muchas índoles, hay personajes del humor que trascienden con historias y cuentos válidos para para la mayoría de sus pueblos, como el uruguayo-argentino Verdaguer una delicia escucharlo, el ya casi olvidado actor asimismo argentino Sandrini, el siempre recordado y monstruo de la risa Mario Oscuro ¨Cantinflas¨ cuyo estilo creó una nueva palabra aceptada por la Sociedad de la Idioma, la de ¨cantinfladas¨, sus dichos y su peculiar estilo de vestir pantalones muy debajo y hurtar con un ritmo propio y divertido se recordarán por generaciones.

Otro monstruo fue el inolvidable José Candelario ¨Tres Patines¨ un simpatiquísimo triturador del verbo y incansable contador de temas pícaros y adecuadamente cubanos, con la tremenda corte presidida por el inimitable y grandote árbitro que pone multas a diestra y siniestra y condenándolo siempre a las rejas, unido a otros personajes tan especiales como Nananina, y Rudesindo, les confieso que de tanto en tanto a Cantinflas y Tres Patines todavía me los meriendo y disfruto aunque los haya pabellón y manido infinitas veces, son un eficaz Alka Seltzer para digerir momentos pesados.

Todavía me gusta una picaderita con el mexicano Teófilo González y sus sonidos de timbres telefónicos y golpes de llamadas a las puertas, me doy una jartura de dogs con el cubanísimo Álvarez Guedez, y su peculiar forma de contarlo, de su donaire tan cubano y peculiar, de sus infinitos chistes e historias que los tiene de todos los colores, desde blanco puro hasta el colorado intenso, y sus temas, por la proximidad de culturas e idiosincrasia con nosotros pueden ser tan cubanos como dominicanos.

No puedo dejar de deglutir casi todos los días los super deliciosos canapés de Mafalda que solo en unas cortas viñetas pone de relieve problemas existenciales o sociales a través de una pícara pupila que se hace querer por todos, Mafalda, Susanita y sus padres, Manolito, Felipe, Guille, y demás comparsa brindan en conjunto o separado una obra completa en cada historieta. Quino es un inteligencia entre los genios del humor universal, otra estatua y calle para él.

Un caviar beluga imperial con el que me doy en exquisitos ágapes unido a una copa de Dom Perignon, son los Luthier, puro bocato di cardinale, un familia argentino único, diferente, muy creativo, inimitable, polifacético que recitan, tocan, cantan, bailan, interpretan, siempre con un humor inteligente, ya físicamente desaparecido, pero que su mandatario perdura fresco como el primer día. Si algún disertador no natural ha llegado vivo y a excepción de hasta este punto del escrito y no los conoce le recomiendo oír y ver cualquiera de sus numerosas interpretaciones y en particular el de ¨La comisión¨ en que le encargan a un músico célebre el cambio del himno argentino, otro episodio con la musa Terpsícore donde los geniales Iván Rabinovich y Marcos Mundstok realizan una interpretación increíble, o el relato de Otelo, el moro de Venecia y cualesquiera de los muchos programas que tienen en su suceder.

El Chavo del Ocho hay que reconocerle un mérito enorme por situaciones de puro barriada mexicano, personajes singulares, el Chavo, la Chilindrina, Don Ramón, el profesor Jirafales, Quico, doña Florinda, modismos como el ¨ahora quién puede salvarnos¨, o el ¨se me chispoteó¨ y otros, crearon un gran impacto e influencia que aún perdura en muchos países, entre ellos el nuestro, ha sido un plato con pimiento y quesadillas particular para mí ya que significó un choque con una civilización humorística muy diferente a la mía.

En nuestro patio el humor siempre ha existido, el dominicano es jocoso por naturaleza, ha sabido sublimar y combinar las penas y situaciones difíciles con las risas y la picaresca tan propia de las Antillas mayores donde se mezclan razas, culturas y caracteres, formando una pasta saco de agudeza e ingenio muy particular, el quisqueyano traza y caricaturiza con tino todo tipo personajes o sucesos y sobre cualquier cosa o dificultad talego de inmediato chistes, cuentos, historias, dichos y sobre todo risas y buena vibra como se dice ahora. No llegué a conocer a Paquito(a) Escribano, que dominó de forma muy peculiar el humor en los difíciles tiempos de satrapía trujillista, pero me han hecho relatos suyos muy atrevidos y divertidos.

Con el humor criollo de la pléyade de Freddy Beras Goico, Luisito Martín, Milton Peláez, Antony Ríos, Pololo, Margaro, y otros, muchos ya desaparecidos, me alimenté durante décadas y de Cuquín Conquista con quien realicé un par de jocosos anuncios publicitarios y Felipe Polanco -Boruga lo sigo haciendo todavía, más de cincuenta abriles continuos de humor merecen mucho respeto y gratitud. Aquí va el mío: Gracias infinitas, Cuquín, y Boruga. Menciono asimismo que me comí los bocadillos de estampas costumbristas de Mario Emilio Pérez, dominicanas hasta el tuétano y la tambora.

Posteriormente han surgido otros, Carlos Sánchez le dio un giramiento a la temática del humor, y luego más cercanos a estos tiempos vinieron los Raymón Pozo, con quien hice un par de anuncios simpatiquísimos y su pana Miguel Céspedes considerados con torneo razón como los nuevos Reyes del Humor, siempre que tengo ocasión los licúo en una licuadora de risas que tengo y me los bebo ¨diunavé¨ un espíritu muy refrescante y nutritivo. No quiero dejar de mencionar los pinchitos muy dominicanos del flagrante Cesar Nicolás Penson que de tanto en tanto publica en El Caribe.

Bueno, ya ven que el humor es un excelente alimento, sano, despreciado y copioso, lo recomiendan los médicos, los nutricionistas, los psicólogos y psiquiatras y hasta los aburridos como yo. Es más, debería ser una asignatura de bachillerato en la que se aprendan a contar buenos chistes y a reírse mucho, tal vez así tendríamos menos Donalds Trumps y menos Vladimires Putins y el mundo viviría más seguro y tranquilo.

No sé ustedes, pero ahora mismo me voy a hacer un sancocho que me voy a esar carcajeando toda una semana ¡Están invitados!

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