
Con el auge de la bancarización en República Dominicana, las entidades financieras se están frente a un panorama cada vez más desafiante, afectado por un incremento en el flujo de transacciones tanto digitales como presenciales. Este contexto ha propiciado la cambio constante de las redes de defraudadores y sus técnicas fraudulentas.
Según un documentación de la Superintendencia de Bancos (SB), el país experimentó en 2023 un aumento del 100% en los casos de fraude, contabilizando 34,100 incidentes que resultaron en pérdidas netas que ascienden a RD$1,677 millones. En este tablas, surge una nueva modalidad de fraude digital: las identidades sintéticas, según advierte Danilda Almánzar, country Manager de TransUnion.
Almánzar explicó que este aberración combina información auténtico y ficticia para crear perfiles fraudulentos con el objetivo de soportar a agarradera estafas a gran escalera. Aclara que, aunque aún no se han reportado casos oficiales en República Dominicana, su posible arribada es motivo de preocupación por el impacto que esta modalidad puede tener no solo en las entidades financieras, todavía en sectores esencia como el turismo, los casinos y el comercio minorista electrónico.
En el ámbito bancario, las tarjetas de crédito son las más vulnerables a este tipo de fraude, aunque este sector ha invertido en medidas preventivas como la autenticación biométrica y la doble comprobación. Sin confiscación, Almánzar indica que, a pesar de los esfuerzos realizados por diversas entidades, incluido el Gobierno dominicano, es necesario aprobar el plan de ley de ciberseguridad que actualmente se encuentra estancado en la Cámara de Diputados.
Esta iniciativa, impulsada por la entonces senadora Faride Raful en 2022, dotaría al país con herramientas necesarias para catalogar y sancionar delitos cibernéticos, así como para robustecer la seguridad digital.
Agrega que el “Documentación sobre el Fraude Omnicanal en República Dominicana 2024” señala que un 12% de los encuestados ha sido víctima de fraudes a través de correos electrónicos, llamadas telefónicas o mensajes de texto. Por otro banda, un 25% fue blanco del fraude sin conseguir a ser engañado. En contraste, un 62% no ha sido afectado por estos delitos.
Los tipos más comunes de fraude a nivel mundial incluyen la apropiación indebida de cuentas y tarjetas de crédito, así como la suplantación de identidad y el uso indebido de cajeros automáticos. República Dominicana no es ajena a esta tendencia completo.
Almánzar citó ejemplos preocupantes desde Estados Unidos, el principal socio comercial del país, donde el fraude por identidad sintética aumentó un 18% durante el primer semestre de 2024 en comparación con el mismo período del año antedicho. Este incremento, señaló, se ha observado especialmente en productos financieros como préstamos para automóviles y tarjetas de crédito.
Más educación
La educación financiera es esencia para combatir esta amenaza. Almánzar subrayó que los consumidores con escaso conocimiento sobre riesgos digitales son los más susceptibles a caer en manos de estafadores. Por ello, instó a los usuarios financieros a monitorear su historial crediticio para detectar posibles fraudes.
En ese sentido, la Ley 172-13 permite a los ciudadanos ingresar gratis hasta cuatro veces al año a su historial crediticio a través de burós especializados, una utensilio trascendental para avisar la suplantación y detectar préstamos fraudulentos a su nombre.