
El Alzheimer, considerada una de las enfermedades neurodegenerativas más devastadoras, impacta de forma desproporcionada a las mujeres.
Según un mensaje del medio especializado Nature, dos de cada tres personas diagnosticadas con esta enfermedad son mujeres, evidenciando una marcada disparidad en la prevalencia del trastorno entre géneros.
Esta diferencia no solo se refleja en el número de casos, sino incluso en la forma en que la enfermedad progresa y afecta la calidad de vida de las pacientes.
El primer caso documentado de Alzheimer fue el de Auguste Deter, una mujer que falleció en abril de 1906 en Frankfurt, Alemania, tras sufrir severa pérdida de memoria y episodios de angustia extrema.
El médico Alois Alzheimer describió en 1907 los síntomas que presentaba Deter, como delirios, alucinaciones auditivas y gritos prolongados.
Tras su asesinato, el descomposición de su cerebro reveló las características distintivas de la enfermedad: placas de la proteína amiloide-β y ovillos neurofibrilares de la proteína tau, hallazgos que sentaron las bases para la investigación de este padecimiento.
De acuerdo con Nature, el envejecimiento sigue siendo el principal divisor de peligro para desarrollar Alzheimer.
Sin retención, ser mujer representa el segundo longevo peligro identificado. Aunque los investigadores han planteado que la longevo esperanza de vida de las mujeres podría influir en esta diferencia, reconocen que esta explicación no hilván para demostrar la magnitud de la disparidad, lo que mantiene abiertas varias líneas de investigación.
Más de un siglo a posteriori del primer dictamen, el Alzheimer continúa representando un combate médico y social de gran envergadura.
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