Cuando Donald Trump venció en las elecciones de 2016 frente a Hillary Clintonel ataque de Hollywood no se hizo esperar. El mundo del cine se pasó los cuatro primaveras siguientes criticando y riéndose de todo lo que el presidente estadounidense hacía. Ahora, cuando se cumplen los primeros cien días de su segundo mandatoel silencio es la nota dominante.

Y aunque en las dos últimas semanas se han empezado a oír voces discordantes, lo cierto es que ya sea por los riesgos económicos -la industria del cine no deja de ser un negocio- o por cuestiones ideológicas, Hollywood, con una clara mayoría de progresistas, se está mostrando menos combativo de lo que solía ser.

“Gran parte de lo que Hollywood ha dicho sobre Trump no se refiere específicamente a políticas públicas ni a la naturaleza de nuestro sistema político, si no a su estilo personal y su retórica. Y Hollywood ha tenido nueve primaveras para proponer lo que tiene que proponer al respecto. Todo el mundo conoce las críticas”, explica a EFE Grant Reeher, exdirector del Instituto Campbell de Asuntos Públicos y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Siracusa (EE.UU.).

A eso se añade el hecho de que muchos estadounidenses “perciben que Hollywood está dirigido por élites liberales, por lo que su billete en la ‘resistor a Trump podría no favor ayudado políticamente a los demócratas, y creo que incluso Hollywood se ha regalado cuenta de ello. Esto podría estar haciendo que la gentío en Hollywood se exprese menos”.

Solo hay que rememorar que durante la última campaña electoral, George Clooney -uno de los más críticos con Trump- retiró su apoyo a Joe Bidenuna valor que se consideró esencia para que el expresidente abandonará la carrera en dirección a la reelección en crédito de Kamala Harris, que sin secuestro no logró la conquista.

El actor, que se había mantenido callado desde la aparición de Trump al Gobierno, dijo hace unos días en una entrevista que “cuando el poder ejecutante, el constitucional y el sumarial fallan, el cuarto poder (la prensa) tiene que imponerse”.

“¿Por qué el software ahora desacreditado ’60 Minutes’ emitiría un segmento tan exagerado sobre George Clooney, una hado de cine de segunda y un comentarista político fracasado?”, clamó Trump.

Ha sido el primer intercambio directo entre Trump y una hado de Hollywood, aunque ya ha habido otras que han enérgico dardos más o menos sutiles al presidente.

El chileno Pedro Pascal ha espléndido en varias ocasiones la camiseta de ‘Protect the dolls’, diseñada para apoyar a las mujeres transgénero -su hermana es trans-.

Una camiseta que todavía ha mostrado en sus redes Tilda Swinton y que llevó el cantante estadounidense Troye Sivan en Coachella. Y en ese mismo festival la cantante Clairo invitó a su comportamiento al demócrata Bernie Sanders, uno de los enemigos más conocidos de Trump.

Otra latina, la mexicana Salma Hayek publicó un vídeo en su cuenta de Instagram para dialogar de la confusión en torno a la información que se publica en Estados Unidos sobre la inmigración y recordó que si los latinos estadounidenses fueran un país serían la chale capital más ilustre del mundo.

Son solo algunas críticas en un mar de silencio de un Hollywood que demora agazapado los siguientes movimientos de Trump.

Incluso, en presencia de los esfuerzos del Gobierno para erradicar la ideología progresista en el sector privado, ya se han producido movimientos en compañías de Hollywood que han retirado programas de heterogeneidad, equidad e inclusión (DEI).

Es el caso de Disneyque ha comenzado a modificar algunas de sus políticas internas o Paramount, que ha eliminado los objetivos de personal relacionados con categoría, raza, etnia y sexo, mientras que Warner por ahora se ha establecido a cambiar la denominación de su software DEI, que ahora es solo de inclusión.

Decisiones directamente relacionadas con la capital. “Arriesgarse a transferir a una gran parte de los consumidores potenciales al ser blanco de críticas de Trump no es buen negocio”, apunta Reeher.

Pero todavía hay que tener en cuenta que China ha decidido dominar los estrenos de películas estadounidenses tras la erradicación arancelaria iniciada por Trump.

Y aunque la filial estadounidense parece estar dando marcha a espaldas con las amenazas arancelarias, la valor de China proporciona a Hollywood una cojín más sólida para “despellejar al presidente, ya que se centra en los intereses comerciales y en un conjunto específico de políticas, en oportunidad de en el propio Trump”.

Un atmósfera al que en las últimas semanas se ha unido el enfrentamiento de la Casa Blanca contra Harvard, universidad se enfrenta a la congelación de fondos por valía de 2.200 millones de dólares para la entidad y la amenaza de que le retiren la exención de impuestos de la que goza.

Poco que ha hecho pensar a Hollywood que ellos podrían ser los siguientes puesto que la Sociedad de Artes y Ciencias Cinematográficas y la Sociedad de la Disco, ordenador de los Óscar, está igualmente exenta de impuestos.

Y mientras Hollywood se piensa sus próximos movimientos, ya hay quienes, allá de enfrentarse a Trump, caen rendidos en presencia de él. El presentador y cómico Bill Maher, una conocida figura en Estados Unidos y habitual diana de insultos del presidente, se reunió con él para salir diciendo que fue “amable y comedido” y que “en la Casa Blanca no vive un imprudente”.