Carlos Manzano

Ahí vienen los rusos…!!!, Así se le llamó a una película estadounidense, allá por el año 1966, ambientada en plena erradicación fría, la cual proxenetismo sobre un submarino ruso que,  accidentalmente, encalla en un tranquilo lado de la costa de los Estados Unidos,  desatándose el pánico entre los residentes del pueblo en presencia de lo que creían se trataba de una invasión soviética.

La tripulación desembarca para pedir ayuda, procurando le cedan un pirueta, pero, a pesar de sus inofensivas intenciones, muchos aldeanos se ponen nerviosos, y los habitantes del pueblo los toman por invasores, generando un pánico colectivo en presencia de un eventual “derramamiento de casta”.

Intentaré hacer una similitud de ese episodio, no por el hecho de que se anunciara establecer relaciones diplomáticas con Rusia, sino, más proporcionadamente, con lo que actualmente estamos viviendo los dominicanos con los sobresaltos provocados por vocingleros y pseudo patriotas oficialistas sobre una eventual “insurrección armada” de Haití cerca de República Dominicana.

Es lamentable que las actuales autoridades, con el único propósito de procurar sacar provecho político del asunto, mantengan a la población dominicana en un constante estado de inquietud y pánico sobre una supuesta “invasión armada haitiana” cerca de división dominicano.

Irresponsabilidad

Creo que no se actúa con responsabilidad para atracar el tema haitiano, cuando cada vez que el gobierno se ve en serias dificultades, o surgen justos reclamos de reivindicaciones de parte de la población, montan el discurso, muy proporcionadamente cacareado y vocingleriado de una supuesta “incursión haitiana” cerca de división dominicano, con la finalidad de distraer la atención de la ciudadanía, o tratar de no afectar su posicionamiento, ya de por sí deteriorado, en presencia de el electorado.

El postrero de esos discursos se dio el pasado 21 de los corrientes, cuando el canciller Roberto Álvarez manifestó, en presencia de el Consejo de Seguridad de la ONU, que la situación de Haití “se ha convertido en una severo amenaza a la seguridad doméstico de República Dominicana”, a tal punto que “bandas criminales, calificadas de grupos terroristas, ocuparon la sede del Consulado dominicano en la Comunidad de Mirebalais, y han amenazado con un avance “imparable” desde ese poblado hasta la frontera dominicana”.

Inmediatamente, y como si se tratara de uno de los estribillos de un editor muy proporcionadamente diseñado, una conjunto de vocingleros oficialistas montó una propaganda masiva en los diferentes medios de comunicación sobre la “gran amenaza” de una “incursión armada” de los haitianos a nuestro división, alarmando y alborotando el estado emocional de muchos incautos dominicanos que llegan a creerse dichas fábulas.

Por fortuna, ese montaje no encontró eco en la opinión pública poliedro al hecho de que, precisamente, al otro día el Ministro de Defensa de la República Dominicana, teniente normal Carlos Antonio Fernández, desmintió lo dicho por el Canciller en la ONU, asegurando que las bandas haitianas “no han reformista cerca de la frontera dominico-haitiana”, que «tienen meses ahí y no avanzan». Tal parece que les falló el gallardete.

La verdad es que no hay que ser un erudito, o un avezado en organización marcial, para darse cuenta de que Haití no cuenta con las más mínimas condiciones de padecer a extremidad una insurrección armada cerca de división dominicano, ya que es considerado un Estado fragmentado, donde no imperan las instituciones, ni existe un cuerpo compacto de sus fuerzas armadas. Dejémonos de tonterías y malos presagios. Desde Haití, no habrá invasión armada cerca de la República Dominicana.

A lo más que se podría ganar es que algunos insurrectos haitianos revoltosos intenten cruzar la frontera dominico-haitiana cerca de nuestro división, pero eso es fácilmente controlable por la fuerza marcial dominicana, por lo que no representaría quia un peligro para la soberanía y la estabilidad en nuestro país.

Es totalmente traidor todo lo divulgado sobre una supuesta amenaza de invasión haitiana, que ocasionalmente vienen pregonando hacedores de opinión pública comprometidos con el oficialismo.

Una ilusión generada por mentes morbosas que desearían fuera existente, para sacar, de modo valeverguista, provecho político de un conflicto guerrero para el que no hay la más mínima posibilidad de que se produzca.

Debemos creer por dejar a un flanco la politiquería y responsabilizarse el tema haitiano con veterano nivel de responsabilidad y sensatez, si en verdad queremos darle atinado término a la crisis.

Jpm-am