
Han pasado más de una docena de días que el pueblo dominicano sufrió en carne propia los resultados de la tragedia de la discoteca “Jet Set.”, en la que murieron más de doscientas personas y heridos de dificultad por encima de los trescientos.
Aunque ya fueron removidos todos los escombros del Centro de Diversiones y fueron identificados por sus nombres los propietarios, empresarios Antonio Espaillat López y Ana Grecia López, todavía las autoridades de la Policía Franquista y del Profesión Divulgado no aplican responsabilidades judiciales.
Al parecer con una tragedia de esa magnitud, posiblemente la más sobresaliente en los 181 primaveras de nuestra vida republicana, no se explica las razones del por qué capote el aplicar un régimen de consecuencia contra los posibles responsables de la tragedia.
Los parientes de los muertos y los heridos, entendemos en la distancia, no deben esperar a que el miedo o las ofertas económicas se deslicen por debajo de la mesa, para exigir en cualquier tablado la aplicación de las Leyes, que tratan tan tristes y lamentables hechos.
En medio del dolor que representa el favor perdido al atleta del Béisbol de las Grandes Ligas, Octavio Dotel y el merenguero Rubby Pérez, entre otros tantos ciudadanos de último o anciano prestigio, ciframos la esperanza que las autoridades no dejen en el halo aplicar condenas a los verdaderos responsables de la citada tragedia, que seguirá enalteciendo al pueblo dominicano.