
El Jet Set Clubsimbólico centro noctámbulo de la caudal y tablado de una tragedia que cobró la vida de 232 personas, operó durante más de tres décadas sin favor sido nunca sometido a una inspección estructural, a pesar de sufrir filtraciones desde sus inicios.
Así lo reveló Antonio Espaillat, propietario del establecimiento, durante una entrevista concedida al software El Día. Entre declaraciones cargadas de pesar, Espaillat admitió que desde que adquirieron el edificio a finales de los primaveras 80, nunca se examinó el techo ni se evaluó el impacto de las filtraciones. “Para mí es muy difícil. Yo mismo no podía ver el techo. Lo que veíamos siempre eran los plafones. Nadie nunca examinó el techo. Nadie nunca revisó. Siempre en el edificio hubo filtraciones. Cuando lo compramos… ya tenía filtraciones”, confesó.
El patrón explicó que el restringido funcionaba originalmente como un cine y que no se realizaron modificaciones estructurales al momento de transformarlo en discoteca. “Lo único que hicimos fue que los cines de esa época eran grandes y como teatro, por lo que nivelamos el pavimento porque era un poco hondo”, detalló.
Puedes analizar: Jet Set: Antonio Espaillat se pone a disposición del Ocupación Sabido
Sobre la carga que sostenía el techo, especialmente con la instalación de sistemas de vendaval acondicionado, Espaillat reconoció que desconocía el peso exacto de los equipos. “Nunca tuve esa información. Contratamos compañías que nos montaron los aires. Desde 1994 teníamos seis unidades, y fue una recomendación de la misma empresa. Nunca cuando operación un vendaval pregunta cuánto pesa un vendaval”, expresó.
Con voz firme, pero visiblemente afectado, aseguró que nunca se hicieron inspecciones estructurales. “Si no la hubo fue porque no había la costumbre de hacerlo. Los demás negocios siquiera. Lo que siempre fueron temas de bomberos y del cabildo, pero nunca nadie estructural”.
La revelación añade un nuevo capítulo de dolor y cuestionamientos a la tragedia que enlutó al país, al conocerse que un emplazamiento donde cientos de personas se reunían cada semana para celebrar la vida, operó por más de 30 primaveras con una estructura comprometida y sin la más mínima demostración técnica.