
Por Abril Peña
República Dominicana estrena un nuevo Pleno en la Cámara de Cuentas. Cinco rostros designados para dirigir uno de los órganos más cruciales del Estado: el que debe fiscalizar el uso de los fondos públicos. En tiempos de ingreso sensibilidad institucional, conocer quiénes son estos nuevos miembros —más allá del titular de su currículum— es parte esencial del cómputo demócrata.
Emma Polanco Melo: de la institución a la fiscalización


Presidenta del Pleno. Contadora pública autorizada. Economista. Exrectora de la UASD. Emma Polanco es reconocida por su trayectoria académica y por acontecer sido la primera mujer en dirigir la universidad estatal más ínclito del país. Tiene un doctorado en heredad aplicada por la Universidad del País Vasco y más de 40 abriles de servicio conocido y privado. Su referéndum fue recibida con expectativa: se le atribuyen firmeza, conocimiento técnico y experiencia en dirección. No obstante, su capacidad de liderazgo ahora será medida en un circunscripción muy diverso al universitario. ¿Logrará cohesionar un pleno que enfrenta el contienda de recuperar legalidad institucional?
Francisco Tamárez Florentino: la experiencia técnica interna


Vicepresidente. Universitario en Contabilidad y en Derecho. Con formación especializada en auditoría pública, Tamárez fue supervisor de auditoría en la misma Cámara de Cuentas y, más recientemente, encargado de auditorías especiales en la Contraloría Militar de la República. Conoce por internamente los procesos que deberá supervisar y cuenta con la formación para entender los ciclos financieros del Estado. Es el único miembro con paso flamante por un ámbito de control antifraude. Su contienda no será técnico, sino demostrar independencia operativa sin romper los equilibrios necesarios.
Griselda Gómez Santana: perfil bajo, trayectoria larga


Miembro titular. Administradora, abogada y experto en políticas públicas. Gómez ha trabajado por más de dos décadas en la Dirección Militar de Presupuesto, especialmente en temas de calidad del desembolso y evaluación presupuestaria. Tiene experiencia directa en planificación institucional, poco poco global en órganos de fiscalización. Su perfil es técnico y reservado, sin escándalos ni protagonismos. Eso puede jugarle a beneficio… o en contra. Tendrá que demostrar que el bajo perfil no significa poca firmeza.
Francisco Alberto Franco Soto: justicia en el centro


Miembro titular. Abogado constitucionalista. Exletrado del Tribunal Constitucional. Fue asesor sumarial en la Cámara de Diputados. Tiene posgrados en derecho funcionario, autoridad constitucional y derechos fundamentales. Su fortaleza está en la reglamento: conoce a fondo los marcos legales que regulan tanto el desembolso conocido como las competencias institucionales. Su desafío será perdurar esa disposición jurídica al servicio de la transparencia y no de la burocracia que la frena.
Ramón Méndez Acosta: el auditor de vieja escuela


Miembro titular. Contador conocido facultado. Diestro en planificación financiera y control de impuestos. Ha trabajado como auditor y asesor financiero en instituciones como la Contraloría Militar, el Empleo de Interior y Policía y la Dirección de Aeronáutica Civil. En los últimos abriles se desempeñó como auditor militar de la Cámara de Diputados. Conoce la estructura del Estado desde lo interno. El contienda que enfrenta es doble: poner al día métodos y despejar dudas sobre su imparcialidad, tras tantos abriles cerca del poder constituyente.
Una composición con fortalezas… y preguntas
En conjunto, el nuevo pleno combina perfiles técnicos, administrativos, jurídicos y financieros. Es, probablemente, uno de los grupos más calificados en términos académicos que ha tenido la Cámara de Cuentas en las últimas décadas. Pero lo que está en pernio no es solo la capacidad, sino la voluntad: la voluntad de llevar a cabo, de fiscalizar, de incomodar cuando sea necesario, y de entregar resultados sin importar a quién afecten.
Sin repetir la historia
La Cámara que ahora se retira dejó lecciones amargas: enfrentamientos internos, parálisis operativa, auditorías demoradas y conflictos públicos que desgastaron la imagen del víscera. Esta nueva integración tiene una superioridad: comienza limpia. Sin escándalos encima. Sin referencias que los comprometan. Y con el respaldo de una mayoría legislativa que les ha otorgado el voto de confianza.
Pero en política y en suministro pública, comenzar despejado no es aval de ausencia si no se sostienen decisiones claras.
Lo que se prórroga
De este pleno se prórroga que no solo se audite, sino que se haga de forma oportuna, técnica, comprensible y pública. Que se actúe sin titubeos delante irregularidades, y que se evite el silencio cuando el país prórroga respuestas. No pespunte con cumplir funciones administrativas: se requiere disposición de servicio conocido.
En sinopsis estos cinco profesionales no solo representan una renovación institucional: representan una segunda oportunidad para la Cámara de Cuentas, al menos desde que el PRM es mayoría, puesto que casi nunca se han llenado las expectativas. Cada uno fue designado en un contexto enredado. Pero nadie está enlazado a lo que pasó, aparte que elijan repetirlo. El tiempo dirá si estarán a la valor de la confianza que se les depositó —y de la vigilancia ciudadana que los acompañará.