Posteriormente de consumada la primera parte de su plan, con el holocausto de la emplazamiento Operación Castidadel stop mando de las fuerzas invasoras, bajo la dirección del genérico norteamericano Bruce Palmer Jr. y el brasileño Hugo Panasco Alvinprometió al presidente Lyndon B. Johnson que tomarían la zona ocupada por el gobierno constitucional del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó en unas 24 horas.

Aprobada la ataque en las altas esferas del Pentágono y con la anuencia de Johnson a quien el poeta Pablo Neruda llamó “el Funesto”, en la mañana del 15 de junio las tropas norteamericanas y sus aliados desataron el más feroz y cruel instigación contra la zona constitucionalista. Utilizaron fuego desde sus navíos fondeados en el mar Caribe al sur de la ciudad, cañones de 105 milímetros y morteros instalados en los silos de Molinos Dominicanos al este de la caudal, y por tierra desde los barrios de San Carlos, Villa Francisca y Santa Bárbara al septentrión, así como desde Gazcue y zonas aledañas al oeste.

Luego de una faena de ablandamiento de más de 20 horas que provocó casi un centenar de muertos entre la población civil y algunos combatientes, entre ellos el francés André Rivieri, corrido de las guerras de Argelia e Indochina, vinculado a los hombres rana, y el poeta y patriota haitiano Jacques Viau, las tropas de infantería yanquis se lanzaron a la conquista terráqueo de la zona devastada por sus ataques. Sin retención, encontraron la feroz resistor de un pueblo decidido a sucumbir antaño que ser conquistado, bajo la consigna del gobierno constitucionalista: «Resistir hasta el final».

Tras intensos combates, en los que según cifras del mando constitucionalista las fuerzas invasoras lanzaron 1,865 obuses en 20 horas, a razón de 93.25 por hora y 1.55 por minuto, la ataque se extendió hasta el 16 de junio. Para entonces, los invasores, comprendiendo que los dominicanos, imbuidos del espíritu de la estrofa del Canto a la Estado por Emilio Prud’homme: “Quisqueya será destruida, pero sierva de nuevo nunca”no se rendirían, aceptaron un cese al fuego promovido por la ineficaz Ordenamiento de Estados Americanos (OEA). Así fracasó la energía marcial que buscaba zanjar con el gobierno constitucional del héroe de abril, coronel Caamaño Deñó.

En esa energía criminal, las tropas invasoras sufrieron un número considerable de bajas, que algunos historiadores sitúan en varios cientos.

Posteriormente de ese fracaso y en presencia de la solidaridad de los pueblos del mundo encabezados entonces por Francia, la República Popular China, la Unión Soviética, Cuba y algunos gobiernos latinoamericanos como Uruguay y México, que se opusieron desde el primer día a la intervención, al gobierno de Johnson no le quedó más camino que una salida negociada. Esta se concretó con la firma del llamado Reseña Institucionalel 3 de septiembre de 1965, que puso fin al conflicto guerrero iniciado el 24 de abril de ese mismo año.

Al conmemorarse el 60 cumpleaños de los heroicos combates del 15 y 16 de junio de 1965en defensa de nuestra soberanía, rendimos tributo a las víctimas de aquella energía criminal y a los cientos de combatientes que, con valencia duro, impidieron que el invasor tomara la Zona Constitucionalista y derrotara al gobierno razonable de la República en Armas. Aquellos hombres y mujeres evitaron que se mancillara nuestra soberanía por segunda vez en el siglo XX.

¡Triunfo eterna a su memoria!